martes, 7 de mayo de 2013

Investigacion


Investigación
Energéticos en el siglo XX
Los recursos energéticos son el conjunto de medios con los que los países del mundo intentan cubrir sus necesidades de energía (vida cotidiana de la población, funcionamiento de las industrias, etc.).
La energía constituye el sustento de toda economía y es el motor innegable que mueve gran parte de las actividades humanas, con mayor fuerza desde la Revolución Industrial.
Si bien en las últimas décadas se han desarrollado programas que buscan reemplazar paulatinamente las energías no renovables por otras de vida ilimitada, la mayoría de los países depende, en gran parte, de dos fuentes: el gas natural y el petróleo.
Gas natural
El gas natural es una de las energías más utilizadas a nivel mundial, ya que representa casi la cuarta parte del consumo energético planetario, y sus principales usos están orientados a la generación de electricidad, como combustible para algunos vehículos, uso doméstico e industrial. Si bien su origen es fósil, al igual que el petróleo, es considerado una fuente energética limpia y segura.
Los principales yacimientos de este combustible están localizados en Medio Oriente (acaparando casi el 40% del total mundial), en Rusia y en otros países europeos, pero es posible encontrarlos en todos los continentes. Además, según estimaciones realizadas, los recursos existentes alcanzarían para 60 o 70 años más (al ritmo de producción y consumo actual) y, además, se cuenta con la certeza de que hay algunos depósitos gasíferos aún no explotados.
Petróleo
El petróleo es otra de las fuentes energéticas que movilizan el mundo. Si bien su utilización es bastante cuestionada desde el punto de vista ambiental (los gases que emite hacia la atmósfera son dañinos), a partir del siglo XX el petróleo adquirió una importancia inusitada. La masificación de las industrias, la aparición del automóvil como medio de transporte y hasta su utilización como combustible en aviones lo posicionaron como una de las fuentes energéticas vitales para el desarrollo económico de cualquier nación.
Se ha previsto que la demanda de petróleo, de aquí a 2025, crecerá a un ritmo de casi 2% anual, pasando de 80 a 118 millones de barriles diarios.
Esto es un gran desafío no sólo para aquellos países que son grandes productores, sino también para aquellos que en menor escala también generan el vital recurso.
El petróleo como motor y corazón de la industria
En el mundo
Los combustibles fósiles son el carbón, el petróleo y el gas. Han sido los grandes protagonistas del impulso industrial desde la invención de la máquina de vapor hasta nuestros días. De ellos depende la mayor parte de la industria y el transporte. Entre los tres suponen casi el 90% de la energía comercial empleada en el mundo el petróleo se ha convertido en la mayor fuente de energía, ya que es la más utilizada para la industrialización ,al reducir su venta, pero se han desarrollado otras fuentes de energía como la nuclear, hidroeléctrica, etc.

En México
Hasta 1938 el petróleo del país estuvo en manos de compañías extranjeras. La producción de alrededor de 130 mil barriles diarios se destinaba casi toda al mercado mundial y menos de 10% al consumo nacional, lo cual revelaba el atraso industrial del país. La expropiación realizada por el presidente Lázaro Cárdenas puso el petróleo al servicio de la nación, siguiendo un proyecto propio de desarrollo que incluía a la agricultura y también a la industria. Hasta 1976, Pemex, como empresa paraestatal, había elevado la producción de crudo a cerca de 900 mil barriles diarios, de los cuales exportaba 13%, mientras el resto, 783 mil barriles, se industrializaba en el país con refinerías propias y un fuerte impulso a la petroquímica.
En 1977 México se incorporó al mercado mundial como fuerte exportador de crudo. Gracias a sus cuerpos técnicos y a su planta laboral alcanzó una plataforma de exportación de un millón y medio de barriles diarios que, con un consumo interno del mismo volumen, llegó a los 3 millones de barriles diarios que, con ligeras variantes, mantiene hasta la fecha.
En 1992 Carlos Salinas, al servicio del proyecto neoliberal de reducir al Estado y privilegiar al mercado, aseguró el disfrute de la gigantesca renta petrolera fraccionando a Pemex en cuatro organismos subsidiarios: I) Exploración y Producción, II) Refinación, III) Gas y Petroquímica Básica, IV) Petroquímica. Se abandonó el esfuerzo industrializador y la satisfacción de las necesidades de refinados y petroquímicos del mercado interno, privilegiando la producción y exportación de petróleo crudo.
A Miguel de la Madrid le tocó cargar con el peso de una deuda pública externa alimentada por el alza sin precedente de las tasas de interés del mercado internacional. Y en lugar de responder con firmeza que se había erosionado seriamente la capacidad de pago externo y que la primera responsabilidad del gobierno era financiar el desarrollo del país, el gobierno dobló las manos y pagó el servicio de la deuda de acuerdo con las exigencias de los poderosos acreedores.
Los sucesivos gobiernos neoliberales cambiaron los objetivos de la política económica retrayendo al Estado, confiando en la inversión privada y en una globalización que desmanteló las instituciones de fomento. La apertura de la economía, sin proyecto nacional de desarrollo y sin instituciones adecuadas, ha resultado en una aparatosa caída de la tasa de crecimiento y del empleo, en un empeoramiento de la distribución del ingreso y en un aumento de la emigración.
En ese panorama, el petróleo significó una abundante derrama de divisas a favor del fisco-gobierno que, sin proyecto nacional ni reforma tributaria, favoreció la exportación de petróleo crudo y suspendió su industrialización, convirtiendo al país en importador de gasolina, refinados y productos petroquímicos cuando se pudieron haber producido internamente.
El alegato de insuficiencia de recursos fiscales se desploma ante la evidencia del despilfarro del gasto presupuestal en beneficio de los funcionarios públicos de alto nivel y ante el hecho de que los ingresos de Pemex, que exceden con mucho a sus gastos de operación, provienen no sólo de la exportación, sino también de sus ventas internas. O sea: los mexicanos todos estamos involuntariamente financiando el despilfarro y desnacionalización de un recurso no renovable propiedad de la nación, en lugar de utilizar esos recursos para aumentar la capacidad productiva y el empleo.
En tanto se importa el 40% de las gasolinas y no se ha ampliado la capacidad de refinación, los neoliberales alegan que, aun siendo prioritaria la reconstrucción de varias refinerías y la construcción de una nueva, Pemex carece de capacidad de ejecución y que, ante el alto costo e incierto suministro de los combustibles importados, la mejor opción sería volver a invertir en una refinería en Estados Unidos. Es decir: el manejo de la paraestatal ha sido tal, que hace aparecer como antieconómica la industrialización de nuestras materias primas de alto precio en el mercado internacional y se pretende obligarnos a continuar por el camino, ya desechado en la teoría y práctica del desarrollo, de permanecer en la periferia como exportadores de materias primas e importadores de productos industrializados.

El medio ambiente y el petróleo

Efectos sobre el agua: en las aguas superficiales el vertido de petróleo u otros desechos produce disminución del contenido de oxígeno, aporte de sólidos y de sustancias orgánicas e inorgánicas.
En el caso de las aguas subterráneas, el mayor deterioro se manifiesta en un aumento de la salinidad, por contaminación de las napas con el agua de producción de petróleo de alto contenido salino.
Efectos sobre el aire: por lo general, conjuntamente con el petróleo producido se encuentra gas natural. La captación del gas está determinada por la relación gas/petróleo, si este valor es alto, el gas es captado y si es bajo, es venteado y/o quemado por medio de antorchas.
El gas natural está formado por hidrocarburos livianos y puede contener dióxido de carbono, monóxido de carbono y ácido sulfhídrico. Si el gas producido contiene estos gases,  se quema. Si el gas producido es dióxido de carbono, se lo ventea.
Efectos sobre la flora y la fauna: la fijación de las pasturas depende de la presencia de arbustos y matorrales, que son los más afectados por la contaminación con hidrocarburos. A su vez estos matorrales proveen refugio y alimento a la fauna adaptada a ese ambiente. Dentro de la fauna, las aves son las más afectadas, por contacto directo con los cuerpos de agua o vegetación contaminada, o por envenenamiento por ingestión. El efecto sobre las aves puede ser letal.
Si la zona de explotación es costera o mar adentro el derrame de hidrocarburos produce daños irreversibles sobre la fauna marina.
Casi la mitad del petróleo y derivados industriales que se vierten en el mar, son residuos que vuelcan las ciudades costeras. El mar es empleado como un accesible y barato depósito de sustancias contaminantes. Otros derrames se deben a accidentes que sufren los grandes barcos contenedores de petróleo, que por negligencia transportan el combustible en condiciones inadecuadas. De cualquier manera, los derrames de petróleo representan una de las mayores causas de la contaminación oceánica.
En general, los derrames de hidrocarburos afectan profundamente a la fauna y vida del lugar, razón por la cual la industria petrolera mundial debe cumplir normas y procedimientos estrictos en materia de protección ambiental.

La explotación del petróleo en México
Es un hecho en el que coinciden las empresas más serias de carácter internacional que se ocupan del análisis de los acontecimientos hasta el año 2030, en relación con la oferta y la demanda de petróleo, que la energía primaria mundial aumentará hasta 60 por ciento en el periodo 2002-2030, con un incremento anual promedio de 1.7 por ciento, y que la demanda alcanzará el nivel de los 16.5 miles de millones de toneladas de petróleo equivalente, comparado con los 10 mil millones que aproximadamente se consumen actualmente, lo cual, dicho de otra manera, equivale a un consumo diario en todo el mundo de 83.7 millones de barriles diarios y una producción también total mundial de 81.6 millones de barriles diarios. Por ello puede observarse que los productores han acordado manejar las cifras de tal manera que se mantenga el mercado internacional con su característica de mercado de vendedores, puesto que hay una diferencia que mantiene una cierta tensión entre demanda y producción de aproximadamente 2 millones de barriles diarios en todo el mundo.
Expropiación petrolera

La expropiación fue contemplada, por un amplio sector del país, como un sacudimiento decisivo de las lacras imperialistas que por tanto tiempo habían pasado sobre México, impidiéndole confiar en su propia fuerza y capacidad. Ciertamente se trató de un paso fundamental en la consolidación del espíritu nacionalista a que dio origen la Revolución de 1910.
No obstante el apoyo no fue unánime. Algunos sectores minoritarios vieron a la expropiación con alarma o con franca hostilidad. Ciertos funcionarios públicos y observadores, predijeron un futuro apocalíptico: represalias económicas que llevarían a la pérdida de valor de la moneda hasta un punto tal que la actividad económica quedaría paralizada.
El rumor de la inminente represaría militar por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña, no dejó de circular con insistencia en los primeros días. De modo que en los discursos del presidente Lázaro Cárdenas se percibe claramente un esfuerzo por restablecer la calma y la confianza.
El 18 de marzo de 1938, a las ocho de la noche, el presidente Lázaro Cárdenas estaba reunido a puerta cerrada con su gabinete al que le anunció su decisión de expropiar la industria petrolera. Dos horas después, en todas las estaciones de radio de la República, la hizo pública al pueblo de México.
El acto produjo una honda impresión en todo el país; la expropiación se llevó a cabo un viernes, y rápidamente se fue advirtiendo el apoyo de la opinión pública. El 23 de marzo hubo en la ciudad de México una enorme manifestación de respaldo que, según cita.
De igual forma, el 12 de abril hubo una manifestación muy peculiar frente al Palacio de Bellas Artes. Millares de mujeres de todas las clases sociales llevaron su cooperación para pagar la deuda petrolera. Las aportaciones iban desde gallinas hasta joyas valiosas.
La expropiación era resultado de una cadena de hechos que habían puesto en entredicho la soberanía del país y por ello esta decisión llenó de júbilo al pueblo de México.

El plan energético del Gobierno Federal en el 2012-2018
MÉXICO, DF.- El senador del PRI, Raúl Aarón Pozos Lanz dijo que la Estrategia Nacional de Energía mantiene la rectoría del Estado en materia energética y que la inversión privada se destinara a algunas áreas focalizadas.
En entrevista, el secretario de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales, dijo que esta estrategia que le permitan a Pemex y al ramo energético, tener opciones y oportunidades de salir adelante y seguir siendo la palanca del desarrollo nacional.
De ahí la importancia de la Estrategia Nacional de Energía, ya que es una visión puntual y acertada, para iniciar “un nuevo replanteamiento, una nueva estrategia en materia energética, particularmente en el sector de petróleos”, agregó el legislador del Revolucionario Institucional.
“Está muy claro el texto constitucional, y nosotros estamos perfectamente convencidos, en el PRI, en la fracción del PRI, que la rectoría de toda la producción y explotación petrolera debe quedarse en el Estado, porque es patrimonio de todos los mexicanos”, afirmó.

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